Últimamente, conocemos noticias acerca de la agresión de cuidadores de menores hacia estos últimos. En el día de hoy, el caso que nos atañe es el caso de una directora de guardería que agrede a niños. Ante esta situación como sociedad nos preguntamos, si no tiene habilidades para cuidar de un niño, ¿por qué se dedica ello?, ¿qué tipo de persona puede maltratar a un menor porque no quiera comer?
Evidentemente, es absurdo preguntarse cualquier cosa, pues no se puede concebir ese trato a un menor indefenso y vulnerable.
La noticia adolece a que una directora de guardería que agrede a niños, castigaba a los niños encerrándoles en un cuarto si se portaban mal, les tapaba la nariz para que abrieran la boca e introducirles la comida, los dejaba sin desayunar e incluso les golpeaba con la mano en los brazos y la cara, zarandeándoles e intimidándoles con gritos. En los primeros años de vida, un menor puede llegar a tener comportamientos como es no querer comer, pero nunca se puede justificar esas conductas desorbitadas de castigo ya que las mismas, pueden acarrear serias consecuencias a nivel físico y psicológico.
Quizás este tipo de cuidadores piensan que al tener una corta edad, no verbalizaran los hechos que vivencian en la guardería. Posiblemente, esto pueda ser real, aunque desde luego lo que es totalmente perceptible es el cambio de comportamiento que tienen los menores y no solo eso, sino lo que es aún más evidente son los hematomas que tienen.
Entre los cambios de comportamientos más notables se encuentran los terrores nocturnos, el temor a acudir a la guardería, el llanto incontrolable, la actitud paralizada o en su defecto una agitación psicomotriz desmesurada, el miedo a los adultos, aumento de miedos. No dudéis en contactar con nosotras si fuese necesario tratamiento para vuestros hijos.
Por otra parte, también existen los efectos físicos pues cualquier agresión puede dar lugar a consecuencias físicas inevitables que pudieran afectar a su desarrollo.
En este sentido, estas personas que agreden de esta manera, tienden a tener un bajo nivel de frustración, además de una agresividad que rige su manera de comportarse y que abusa de la vulnerabilidad de otras personas, tan solo primando su propio bienestar y actuando y ejecutando daño al ajeno, si es necesario.
Este tipo de persona, no pueden de ningún modo dedicarse profesionalmente a cuidar de otras personas, pues en el momento menos pensado actuaran acorde a su personalidad, sin importarle las consecuencias de su comportamiento.
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