Marta Calvo, es la nueva víctima de un sospechoso reincidente. Jorge Ignacio Palma, de 38 años, residente de Valencia, estuvo en una cárcel de Italia, por tráfico de drogas, y posteriormente, en España, ya ha sido investigado hace unos meses, por el fallecimiento de otra mujer en Valencia, la cual, ingresó en el hospital horas después de haber estado con él, supuestamente consumiendo cocaína.

De nuevo, toca parar un momento la maquinaria, y reflexionar acerca del trabajo que se está llevando a cabo en los centros penitenciarios, ya no solo de España, sino internacionales. Es cierto que, sobre el papel, versa que los centros penitenciarios y sus profesionales persiguen el fin de la reinserción de los presos en la vida social, pero es absolutamente necesario revisar esos baremos, así como esas evaluaciones que indican que es fiable la reinserción de cualquier preso.

Partimos de la base, de que no todos los criminales, están exentos de sufrir alguna patología mental, por lo que, es necesario tener muy en cuenta, que aquellos que sean susceptibles de presentar algún trastorno mental o de la personalidad, han de ser evaluados de manera exquisita y minuciosa, con el fin de conocer hasta qué punto existe una reinserción real en ellos en la sociedad o no. Así como, aquellos de los que se conoce que padecen un trastorno mental, tengan acceso a un tratamiento, psicológico y psicofarmacológico, y a todas las evaluaciones y seguimientos que sean necesarios, para poder garantizar una buena reinserción en la sociedad, para no seguir lamentando sucesos o victimas de personas que ya han cometido delitos con anterioridad en la sociedad.

Ademas del caso de Marta Calvo, no podemos olvidarnos de otros ejemplos, como el caso de Laura Luelmo, o el pequeño Gabriel, victimas de personas con antecedentes, aparentemente insertados en nuestra sociedad.

Vivimos en una sociedad, en la que se pretende que las personas con trastorno mental, se comporten, o aprendan a comportarse, como si no lo tuvieran, sin prestarles la ayuda, ni la atención, que necesitan, tanto ellos como sus familiares y todo su entorno, cosa que es absolutamente imposible.