El 8 de marzo es el Día de la mujer. Una fecha que se celebra desde 1975, año en el que la asamblea general de la ONU declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. Una fecha que nos brinda la oportunidad de recordar los pasos que las mujeres de nuestro país para conseguir la igualdad y el reconocimiento de sus derechos.

Con ese escrito, sólo pretendemos dar rienda suelta a la reflexión personal, una reflexión que es necesaria y que sin ella no podremos hablar ni de igualdad, ni de derechos.

El día que no celebremos este día, será el principio de la igualdad. El día que en nuestra sociedad no se oigan las frases que exponemos a continuación, ese día será el principio de la igualdad.

–          “Eso no hija, que es de chicos”

–          “Yo ayudo en casa”

–          “Tu hijo está llorando”

–          “Ayer pasé la fregona por ti”

–          En la oficina: “ni se te ocurra embarazarte de nuevo”

–          “Mi marido no me saca a ningún lado”

–          “No llores, eres un hombre”

–          “¿Trabajar tú? ¿para qué?”

–          “Al hombre hay que perdonarle sus infidelidades, ellos son así”

En la vida cotidiana, tanto hombres como mujeres verbalizamos frases que tienen contenido machista y es de esta forma que la cultura machista se sigue instaurando en nuestros hijos.

Con esto, los menores aprenden un patrón de creencias y comportamientos que no benefician a su crecimiento personal y socialización, pues desarrollan ideas negativas sobre los derechos que tenemos cada persona y por tanto, afectará a su modo de expresarse y relacionarse afectivamente, limitándole.

En realidad, mandamos mensajes contradictorios a los menores, ¿y esto qué ocasiona?
 Confusión en nuestros hijos. Por ello, se debe tener un nexo de unión coherente,  entre lo que decimos y lo que hacemos.

¡Para llegar a la igualdad, primero cambiemos las pequeñas cosas!