El embarazo y la conciliación laboral y familiar, son elementos que los hostigadores pueden llegar a utilizar como elemento de acoso. En muchos casos, se tiende a despedir a la mujer, en otros, se provoca un escenario continuo de acoso laboral, con el fin de que la víctima abandone su puesto en la empresa.
Suelen ser objeto de acoso, las trabajadoras en situación de embarazo, las que ha regresado de su permiso de maternidad, las que han solicitado una reducción de su jornada para el cuidado de sus hijos menores de 12 años., que debido a su condición de madres trabajadoras son objeto de acoso laboral, las apartan de funciones y objetivos que antes eran naturales de sus puesto laborales, les adjudican labores que son inferiores a las propias de su puesto, o no se les asigna una tarea efectiva. Además, en otros casos, puede darse un trato vejatorio que atenta contra de su dignidad personal.
En la sociedad, esta instaurado un miedo constante a comunicar a la empresa donde se trabaja su estado de gestación, pues temen que sean víctimas de acoso laboral. Este hecho, nos plasma la realidad de la sociedad, por la que normalizamos las situaciones de acoso, y esperamos recibir actitudes constitutivas de acoso por el mero hecho de estar embarazada.
Si el acoso comienza en el momento que comunicas el embarazo, puede acarrear graves consecuencias, no solo a la mujer, sino al feto. El estrés, la ansiedad, la depresión, afecta de manera directa al proceso de gestación del menor, a su desarrollo.
Estos estados psicológicos, tiene incidencia sobre el peso de los niños, por lo que existe mayor riesgo de que sus hijos, nazcan con bajo peso, un factor que predispone a una mayor mortalidad.
Asimismo, los cambios en la actividad cardiovascular de la gestante, vinculados con las emociones, tienen efectos directos e inmediatos sobre el bebé. Además, estas emociones negativas durante el embarazo puede reprogramar el ambiente fetal, de tal forma, que afecte a la conducta y el funcionamiento del bebé más adelante a lo largo de la vida.
En cuanto a la depresión, los bebés pueden presentar síntomas depresivos, después de nacer, si la madre ha experimentado tristeza o desesperanza durante el embarazo, afectará de modo inminente, a su posterior desarrollo.
La exposición a situaciones de estrés prolongado, como es el acoso laboral, puede derivar en una limitación en el desarrollo intelectual del menor, manteniéndose déficit de atención, hiperactividad y falta de comprensión.
Si se juzga el acoso laboral y se valora el daño psicológico de las mujeres, también deberíamos valorar las posibles secuelas que esa situación de acoso laboral, está generando o ha generado en el bebé.
No podemos olvidar que aunque, aún no haya nacido, sí sufre, pues está vinculado inexorablemente a lo que siente y padece la madre.
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