Si ya de por sí, es desagradable discutir, o ver a la gente discutir por la vía pública, en sus domicilios, circulando por la carretera o incluso en un supermercado, es aún más violento presenciar cómo se producen discusiones en los juzgados. Teniendo en cuenta la situación tan tensa que es, de por sí, sea por el procedimiento o por el desconocimiento de la situación y el lugar, es incomprensible este aumento de tensión voluntaria, al observar situaciones tan incómodas.
En nuestra actividad profesional, visitamos los juzgados de manera asidua, y hemos presenciado situaciones en sede judicial de diversa sintonía. Las situaciones más llamativas, a la par que sorprendentes, son las discusiones en los juzgados entre las partes, o en su efecto entre sus letrados, que además de letrados, son compañeros.
La habitabilidad, los paseos y el bullicio de los pasillos de los juzgados, mientras los implicados esperan a ser llamados para comenzar la vista, es sin lugar a duda un campo de batalla, donde las miradas, los desprecios, los aspavientos y hasta los insultos, definen los sentimientos, a flor de piel. Es cuanto menos, sorprendente, observar como las personas se enzarzan en discusiones poco vehementes, sin un contenido lógico, tan solo buscando el conflicto, insultando, provocando y menospreciando a la parte contraria.
Las personas no esperan a entrar en sala, sino que se increpan fuera de la sala de vistas, con el único fin de liberarse o “quedarse a gusto”. Ante esto, podríamos preguntarnos, si ya has llegado hasta el juzgado, para discutir un tema y esperar que formule una sentencia, ¿qué necesidad tienes de generar un conflicto fuera de la sala? Estas situaciones, no sólo incomodan a las personas que reciben los insultos, sino al resto, a todos aquellos que esperan con paciencia y tranquilidad a entrar en su respectivo juicio, tanto partes como profesionales.
Sin lugar a dudas, en mucha ocasiones, creemos que, si el juez saliera por los pasillos y viera la actitud de las personas que van a entrar en sala, obtendría mucha información y muy valiosa, para poder, posteriormente, dictar una sentencia.
Por otra parte, teniendo en cuenta la labor de los letrados en los juicios, defender los derechos de sus clientes, es totalmente incomprensible que actúen involucrándose de manera inapropiada con cualquier procedimiento, pues llegan a menospreciar al abogado contrario, generando una guerra absurda sin un fin sano.
Es vergonzoso escuchar en los pasillos entre letrados frases como: “veamos quien gana”, “Esto no es como empieza sino como acaba”, con un tono de mofa y burla. Este tipo de frases solo denota poca profesionalidad y poco respecto por los compañeros. Además, cuando ese tipo de frases se escucha en los juzgados de familia, da vergüenza oírlas, pues la labor principal como profesional del derecho, es velar por los intereses de los menores, no es cuestión de que gane un letrado o el otro, el que debe ganar es el menor.
No debemos olvidar, que todos somos compañeros, de un mismo sector, y hacemos, ni más ni menos, que defender a nuestro cliente, sin menospreciar el trabajo de otros profesionales.
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