Cuando hablamos de accidente de tráfico, inconscientemente hacemos una asociación con el término “secuela física”. Más allá de dichas secuelas físicas, nos encontramos con la aparición del trastorno de estrés postraumático, que no es menos importante que la secuela física.
La aparición del Trastorno de estrés postraumático, depende de diversos factores entre los que se encuentra la vulnerabilidad personal, acontecimientos previos y la percepción del hecho traumático.
El TEPT, tiende a ser un trastorno que ocasiona un malestar significativo en las personas que lo sufren, viéndose alterados sus diferentes ámbitos, social, personal y emocional.
Una persona será diagnosticada de trastorno de estrés postraumático si:
1. Ha estado expuesto a un acontecimiento traumático en el que:
• Ha experimentado, presenciado o le han explicado uno o más acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás (por ej. guerras, atentados o catástrofes)
• Ha respondido con temor, desesperanza o un horror intensos
2. El acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente a través de una o más de las siguientes formas:
• Recuerdos del acontecimiento, recurrentes e intrusos, que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.
• Sueños de carácter recurrente, sobre el acontecimiento, que producen malestar
• El individuo actúa o tiene la sensación que el acontecimiento traumático está ocurriendo (por ej. sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y flashbacks)
• Malestar psíquico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
• Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático
3. Evita persistentemente los estímulos asociados al trauma como pueden ser:
• Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
• Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma
• Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma
• Reducción importante del interés o de la participación en actividades sociales o laborales
• Sensación de desapego o enajenación frente a los demás
• Restricción de la vida afectiva (por ej. incapacidad para tener sentimientos de amor)
• Sensación de un futuro desolador (por ej. no tener esperanzas respecto a encontrar una pareja, formar una familia, hallar empleo, llevar una vida normal)
4. Presenta síntomas persistentes de aumento del estado de alerta (ausentes antes del trauma), tal y como lo indican dos o más de los siguientes síntomas:
• Dificultad para conciliar o mantener el sueño
• Irritabilidad o ataques de ira
• Dificultad para concentrarse
• Respuestas exageradas de sobresalto
Este trastorno, como ya hemos mencionado anteriormente ocasiona un menoscabo para la salud mental de la persona, aumentando su sensación de frustración por no poder controlar toda esa serie de síntomas negativos que le alteran sobremanera y que con anterioridad no había padecido.
Por este motivo, consideramos que la terapia psicológica para este tipo de trastorno es fundamental para la correcta evolución y readaptación a su rutina. Si necesitas ayuda ¡consúltanos!
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