El mobbing es una pandemia del siglo actual, aun así se debe tomar con cautela y saber discernir con claridad entre mobbing y otras figuras que pueden confundirse con el acoso como es el “Síndrome de Burnout”.
Este síndrome también es conocido como estrés laboral o síndrome del quemado. Este síndrome puede definirse como estrés en el ámbito laboral y que se caracteriza por un progresivo agotamiento físico y psicológico, una pérdida de motivación por las tareas realizadas, y a su vez cambios de comportamiento, manteniendo una actitud negativa y con malos modales hacia los demás.
Esta situación de malestar y estrés laboral es contrapuesta a una situación de acoso laboral, pues en la segunda situación es necesario un hostigamiento psicológico que no se da en las personas con “Síndrome de Burnout”. Además de esto, en una situación de acoso laboral se agreden derechos fundamentales de la persona, como su dignidad e integridad moral, mientras que una empresa que no la gestione adecuadamente, se comportará de manera estricta sin agredir los derechos fundamentales.
Además, en el mobbing existe intencionalidad de perjudicar al trabajador, mientras que en la práctica inapropiada de la actividad empresarial prevalece el interés de la empresa interpretado de forma equivocada.
Con el fin de no llegar a esta situación del síndrome del trabajador quemado, es fundamental la prevención. En primer lugar, se debe valorar y evaluar las situaciones que propician estrés y ansiedad en los empleados y de este modo, controlar dichas situaciones y paliar con herramientas adecuadas para minimizarlo y que el trabajador pueda realizar sus tareas de manera óptima sin sobrecarga laboral.
A su vez, es imprescindible que el trabajador adopte una actitud asertiva en el ámbito laboral, además de redefinir las expectativas laborales que poseen de tal forma que, dichas expectativas sean objetivas y a su alcance para evitar frustraciones.
El síndrome de Burnout, puede llegar a confundirse con una situación de acoso por dichos motivos, una mala gestión de la empresa y en consecuencia una sobrecarga laboral, además de unas falsas expectativas por parte del trabajador.
Por otra parte, debemos mencionar el abuso de autoridad, definiéndose como excederse en el ejercicio de atribuciones frente a un subordinado, generalmente forzándolo a realizar tareas que no forman parte de sus obligaciones, o bien trabajar más horas de las pactadas sin aumentar su remuneración. Este abuso de autoridad, si se da de forma muy abrupta y con muchas otras características puede ser considerado acoso. Sin embargo, este abuso de autoridad generalmente se da por una mala organización de la empresa y del jefe que intentan llegar a objetivos de forma autoritaria, pero sin perjudicar al trabajador.
Otra figura a fin es el abuso de confianza, que supone una infidelidad que realiza alguien contra una persona que, sin intención, le ha dado un espacio en su vida. Puede enraizarse al término abuso, aunque en general, no tiende a ser perjudicial para la estabilidad psicológica.
Por tanto, debemos sensibilizarnos y reconocer qué es acoso y qué no lo es. Si necesitas ayuda, contacta con nosotras.
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