En el momento actual, se han propagado varios vídeos de personas que están en una residencia y que ciertos trabajadores les propinan un trato vejatorio.
Las familias dejan a sus seres queridos en una residencia con el fin de que les atiendan con la mayor profesionalidad, atención, cuidado y respeto. En la mayoría de los casos, esto ocurre porque no tienen medios para poder atender a su ser querido, y confían en que la residencia y sus trabajadores atenderán cada necesidad prioritaria del ser querido.
Las imágenes que han salido publicadas en medios de prensa, llegan a ser devastadoras para cualquier persona que las vea, propiciando sentimientos angustiosos y de tristeza aunque no sea un familiar tuyo.
Por su parte, las familias afectadas al constatar tales hechos vejatorios, llegan a desarrollar diversos sentimientos. La culpa es uno de ellos, llegando a pensar en un momento dado, “no debí meterle en una residencia”. Este primer pensamiento aparece de manera instintiva, pero como es evidente, en el momento en el que tomó la decisión de acudir a una residencia estaba fundamentada, por las necesidades que requería nuestro familiar y que una persona no puede sobrellevar. La decisión era la correcta, llevada a cabo desde el amor y la preocupación de todo familiar.
El sufrimiento de las familias por el maltrato a personas mayores en residencias
La preocupación invade a los familiares, la angustia, la incertidumbre y sobre todo, la tristeza. La tristeza es una emoción que crece exponencialmente, al pensar en el sufrimiento que podría estar sufriendo su familiar, expuesto a determinados trabajadores que no tratan adecuadamente a su familiar, estando desatendido/a, abandonado/a.
Estas familias deciden, como es lógico, denunciar estos hechos pero estos actos, llevan consigo un daño psicológico, no solo al familiar que reside en la residencia, sino a los familiares, hijos, nietos, etc. Este daño psicológico, también forma parte de la responsabilidad de los trabajadores que han propiciado ese trato degradante.
La confianza que deposita cada familiar en la residencia, es sublime, pues trabajadores especializados atienden la dependencia del familiar, al que quieren y por el que se sienten preocupados.
Por ello, es importante condenar el maltrato a personas mayores en residencias, y más aún cuando se trata de personas vulnerables, como son las personas que están en una residencia, que les propician daños físicos irreversibles y psicológicos, a los residentes y a los familiares de estos.
Si te encuentras en uno de estos casos y no sabes qué hacer, consúltanos. Desde Psicología Velázquez podemos ayudarte.
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